martes, 27 de marzo de 2012

La Academia de Matemáticas a cargo de la Diputación funcionó desde 1828; cesó en 1837 durante la guerra y terminada ésta reanudó su actividad. Entre los alumnos están Marcelino Oraa y Salvador Elio

Escuela de Dibujo y Cátedra de Matemáticas: 1794 – 1837.
Esquema:
A) Información pedida en 1794 a Burgos, Vitoria y Zaragoza: Burgos: Escuela de Dibujo desde el 4 de mayo de 1786. Zaragoza: Carta de Buenaventura Salesa a Tadeo Antillón: 22-XII-1806. Pamplona: 13-XII-1806: Carta de Pedro Nolasco Ventura al Barón de Bigüezal (Joaquín José Mencos y Areizaga 1748-1817).
B) Bilbao: Reglamento de las Escuelas de su Consulado: 1818.
C) Discurso de Carlos Espínola y contestación de Policarpo Daoiz y Sala, marqués de Rozalejos (1795-1861) el 1 de marzo de 1828.
D) Exámenes del año 1831 y Calificación de alumnos. En la matrícula de alumnos de Matemáticas aparecen Marcelino Oraa, y Salvador Elío.
E) Memorial escrito y firmado por Marcelino Oraa como alumno del primer año de la Academia de Matemáticas.
F) Resultado de los exámenes de la Academia de Matemáticas de los días 16 y 17 de febrero de 1832.
Suspendió las clases durante la última fase de la guerra carlista, en 1837 y reanudó después sus actividades la Academia.

“El establecimiento de la Escuela de Dibujo que hay en esta ciudad de Burgos desde el día 4 de mayo del año 1786.
Su establecimiento no es por la ciudad, y sí por el Consulado que se compone de treinta individuos señores Acendados y Comerciantes, y cada un año se nombra un Prior y dos Cónsules y los demás oficios de tres en tres años, tiene un Portero y Alguacil.
Se contribuie a el Maestro principal con quinientos ducados anuales, viviendo en la misma casa, que sirve de Escuela, y hay un Portero con dos reales, porque tenga cuidado de tener limpia la Escuela y encender.
El gasto de la Escuela ascenderá de diez mil a once mil reales de vellón con el alquiler de casa, carbón, velas de sebo, puntas de lápiz, cristales que se rompen y composición de candeleros.
También se distribuie en cada un año mil reales, a el fin del curso, entre los jóvenes más beneméritos.
No solamente concurren a la Escuela los jóvenes de esta ciudad sino también aunque sean foranos.
Ninguno de los que acuden a aprender contribuien con cosa alguna, antes el Real Consulado a los jóvenes pobres les da papel, puntas de lápiz, y quanto necesitan para el dibujo. SIGUE EN PDF

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