Procesos contra los alborotadores constitucionales pasada la Guerra Realista de 1820 a 1823.
Tras la fanfarronada liberal, iniciada con la desatinada sedición de Rafael Riego y Núñez (1.º de enero de 1820), se sucedieron casi tres años de desconcierto, que sirvieron para ponerse una cinta verde en el sombrero con el necrófilo grito de “Constitución o muerte”, e intentar desmantelar malignamente lo mejor del sistema jurídico y económico de Navarra, por la brava y a cambio de nada.
Siempre hay alguien que se deja engañar con bufonadas, y también aquel aprovechado con los cálculos mal hechos. Sirva de ejemplo el esperpéntico final de Riego (no le falta detalle truculento alguno) el 7 de noviembre de 1823, que doliente y todo, cargado de cadenas en un serón fue arrastrado por un burro hasta la madrileña Plaza de la Cebada, donde lo dejaron colgado al fresco.