viernes, 14 de mayo de 2021

1437 1480 1549 Echarri Aranaz Ergoyena Lacunza

 

1437 1480 1549 Echarri Aranaz Ergoyena Lacunza

            Enfrentados los pueblos de Ergoyena contra Echarri “sobre ciertos prendamientos que éstos (los de Echarri) hicieron a varios vecinos de pueblos de dicha valle, siendo comunes todos los términos de ambos, valle y villa y que les devolviesen los ganados así prendados, lo que negaron los defendientes exponiendo que ellos ni de su orden se hicieron los tales prendamientos sino en virtud de mandato del alcalde de costieros, que se nombra en cada un año en la referida villa y que aquellos no hizo por estar paciendo en uno ni en otro término, sino porque los amos de ellos eran costieros y a ciertas órdenes que les comunicó no quisieron obedecerle y por sentencia de la Real Corte, que se declaró a la dicha villa estar en posesión de nombrar el tal alcalde de costieros y éste de multar siempre que fallaren a sus oficios y que los prendamientos insinuados en esta causa fueron bien hechos y que se le devuelvan las prendas y las retuviere hasta que éstos pagaren la pena en que incurrieron con costas”.

            La protesta de Lizarraga empieza el viernes 12 de abril de 1549, quejándose de que la semana anterior los de Echarri les prendaron dos bueyes y se los han devuelto maltratados y bajo fianza.

            La base del lío estaba en que todos los años el día de San Miguel, 29 de septiembre, se nombra un alcalde de guardas y a los 6 días van donde él los guardas de Ergoyena y juran su cargo y obediencia; así fue nombrado alcalde de costieros Miguel de Donsancho; les llamó, pero algunos no han querido prestar juramento y han sido multados y después prendados.

            Los de Ergoyena dudan de la autoridad de ese alcalde de guardas y se remiten a la sentencia arbitraria de 1543 del doctor Maiza y de Bertol del Vayo; los de Echarri contestan que esta cuestión se dilucidó hacía poco en otro pleito y que no se podía volver sobre lo mismo. Cada parte presenta sus artículos a prueba y declaran los testigos de Ergoyena del 5 de diciembre de 1549 y entre ellos:

            “Enequo de Larumbe”, vecino de Huarte Araquil de 38 años, habla de un “clérigo de Echarri llamado don Miguel Rebes vecino de Echarri” hace 14 años.

            “Peru Centol”, vecino de Echarri de 40 años.

            El 13 de diciembre de 1549 declaran los testigos propuestos por Echarri:

            “Miguel de Echarri”, vecino de Echarri, de 60 años

            “Miguel de Burueder”, habitante en Echarri, de 75 años

            “Martín Tornero”, vecino de Echarri, de 70 años, a donde vino por casamiento hace 40 años

            “Martín Ixurco”, vecino de Echarri, de 40 años

            Miguel Ixurra”, vecino de Echarri, de 60 años

            “Johanes Echeverria”, vecino de Bacaicoa, de 80 años, donde ha vivido siempre

            “Johane Iturralde”, vecino de Bacaicoa, de 70 años

            “Ochote de La Viuda”, vecino de Echarri, de 30 años

            “Miguel de Donsancho”, vecino de Echarri, de 28 años, declara que fue elegido alcalde de guardas el 29 de septiembre de 1548 y llamó a los guardas de Ergoyena y que tomó juramento a los 4, pero poco después empezaron a incumplir sus obligaciones y no acudían a sus llamadas.

            Los de Ergoyena protestan contra los testigos de Echarri, especialmente contra el clérigo don Domingo Erdocia, al que achacan ser “sobornador de testigos y de aber falsificado ciertos libros de cuentas de la villa de Echarri, cuando el licenciado Bayona tomó residencia en la dicha villa y de esto y de otros crímenes y excesos fue acusado el dicho don Domingo y condepnado por ellos por el vicario general de esta diócesis”.

            El 5 marzo se reciben más testimonios:

            “Johanes de Berastegui”, escribano real vecino de Arbizu, de 25 años, dice que conoce a don Domingo Erdocia y que suele influir en los testigos, diciéndoles lo que deben declarar y que le tienen por sobornador de testigos.

            “Miguel de Betelu, ferrero”, vecino de Lizarraga de 37 años, recuerda el caso del soborno por un sayo que hizo don Domingo Erdocia con “uno llamado Alinto”, del que no se acuerda de su nombre y de ello hace de 18 a 20 años.

            “Pedro Vengoa”, vecino de Lizarraga, de 40 años, tiene a memoria el caso de estos dos testigos supuestamente sobornados por don Domingo Erdocia y que uno se llamaba “Johan Galant, vecino de la tierra de Arayz... que tenía gran cargo de conciencia en ello”, porque había mentido.

            “Johan de Ganbara”, vecino de Lacunza de 80 años.  PDF

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