lunes, 15 de julio de 2013

Estella: 1824: Mendiluce huye tras apuñalar a Ramírez



En la noche del 8 de julio del año 1824 Joaquín Mendiluce, alias Pespes, acuchilla a Lucas Ramírez, hijo del que llaman Pecau.
Hacia la medianoche, rondando por Estella, encuentran un hombre muerto en la Calle Zapatería, próxima a la cárcel pública:
“Encontrado un hombre tendido en tierra boca arriba en la Calle de la Zapatería entre las casas de Juan José Remírez y Nicolás García, distante un poco de la puerta principal de la de éste... se hallaba bañado con su sangre, que tenía una herida en el pecho”.
A lo que comentaban, estando en la taberna, Lucas Ramírez le llamó por Alias a Joaquín Mendiluce, se enzarzaron un tanto, pero los separaron; salieron juntos Mendiluce y Ramírez, al parecer en paz, pero por lo que se vio, le asestó 6 cuchilladas, algunas de las cuales era mortales: una al corazón y otra al vientre.
Cuando Lucas le llamó por el alias, Mendiluce reaccionó tirándole a la cara el vino, que tenía en un cuartillo.
Hipólito Arrieta, de 56 años, casado con Teresa Erdocia de 43 años, vio desde el balcón, que una persona “caminaba por la Calle Mayor arriba, la que cayó en tierra cerca de la casa del testigo y habiéndose levantado, al poco rato volvió a caminar muy pocos pasos y tras tornándose caendo a luego a tierra boca abajo”, llegaron el Prior y Mayorales para auxiliarle, pero murió. H. Arrieta “vive en la casa de la Calle Zapatería número primero”; su mujer Teresa Erdocia tomaba la fresca en el “balcón que da a la calle de la Asteria”; su marido estaba en la cama y se levantó al avisarle Teresa del jaleo que había, y se “asomó al balcón que da a la de la Zapatería, desde el que vio”, lo que ha contado.
Señas de Joaquín Mendiluce en la orden de captura del 30 de junio de 1824: estatura regular, pelo castaño, vive en la Calle Zapatería n.º 31 cuarto 1, ojos garzos, cara delgada, color bajo, “sabe firmar”, y estaba soltero.
Acusación del Fiscal contra Joaquín Mendiluce, ausente del Reino:
“El Substituto Fiscal de esta ciudad, y su Jurisdicción como de derecho mejor proceda acusa grave y criminalmente a Juaquín Mendiluz, alias Pespes, natural de esta ciudad, reo ausente y da por cargo y acusación la culpa que contra el mismo resulta de la información sumaria que en toda forma reproduzco:
            La noche del ocho de julio del presente año de mil ochocientos veinte y cuatro fue la última y más aziaga para el desgraciado Lucas Ramírez. Sucedió que Agustín Gallarza, Prior del Barrio, con sus dos Mayorales, Román Gallarza y Eusebio Lerma, concluida su ronda, a la hora de las once, poco más o menos, entraron en la casa de Matías Sánchez con el objeto de beber un trago de vino; a brebe rato se presentó Ramírez, y acto continuo llegaron a la misma Rufino Zalduendo, y el acusado Mendiluz; bebieron todos seis juntos, y concluido, Ramírez le dijo a Mendiluz la espresión de Alias. Mendiluz le tiró con un poco de bino que tenía en el quartillo, de aquí resultó que principiaron ambos a reñir; procuró apaciguarlos el Prior: lo consiguió, y a luego salieron de la Casa de Sánchez, se dirijieron hacia la Cárcel, les siguió el Prior a una con Lerma rezelándose alguna cosa, sintieron una voz como de quimera en la esquina de la Casa de Ipólito Arrieta, corrió el Prior precipitadamente a este sitio, dio la voz de la Justicia, mas para cuando llegó, vio que Mendiluz huía por el Puente de dicha Cárcel; persiguió primero, no le dio alcance; volvió al segundo y lo encontró tendido en tierra bañado en su propia sangre, sin que le oyese articular ni una sola palabra.
Esto en substancia dicen también los Mayorales del Barrio, añadiendo el testigo dos que los bieron como agarrados, y que conocen las ropas que ambos tenían antes de la desgracia.
            Ya tenía Mendiluz (no hay duda) proyectado, meditado y aun resuelto su atentado, porque el día anterior y a la hora de las ocho de su noche se ausentó de la casa de Ramón Larrea, su amo, diciéndole, no quería servir más en su casa, después de ocho meses, que lo había hecho. Posteriormente reconoció o confesó también su delito, pues con la testigo veinte y siete tubo un encuentro el día doce del mismo mes en la Fuente llamada de Remontibal; fue esta joben a traer agua, y llegado a dicha Fuente obserbó que de una viña le tiraron tres piedras, con las dos primeras le rompieron la basija, y con la tercera le pegaron en la frente, a luego se aproximó un sujeto, y el preguntó de quien era, diole solución la joben, bolbiole a decir el sujeto si hubiese sabido de quien eras no te hubiera pegado; le preguntó así bien si en esta ciudad, se decía algo de él, reponiéndole por último que como dijese alguna cosa de él o su encuentro la había de matar, de donde infirió la testigo, y se infiere claramente que el sujeto aquel era Mendiluz; a esto se agrega que la misma le bio al sujeto el cabo y bayna de una arma blanca, que tenía en el pecho, y últimamente quando esta moza se lebantó para venir a su casa, el otro corrió presuroso para una senda que dirige al término de Baldelobos, sin chaceta, sombrero ni zorongo.
¿Cabe pues duda alguna que Mendiluz es el agresor? Lo ocurrido en la casa de Sánchez, su fuga, el encuentro con la moza, la combersación que tubo con ella, las preguntas que le hizo, la amenaza que le hechó, su cuchillo, las ropas que se encontraron cerca del difunto Ramírez, demuestran paladinamente ser Mendiluz el homicida y no se si diga aleboso....

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