Proceso contra Diego Miguel de Ziordia, y Juan Miguel Pérez
Andía, sobre agresión con escopeta a su hijo Gregorio Pérez Andía, vecinos de
Urdiain, y resultado de muerte.
A las diez
de la noche del 1 de noviembre de 1831, dentro del pueblo, delante de las casas
de Benito Mendiluce, Miguel Zelaya y Miguel Galarza, disparó Juan Miguel Pérez
de Andía a unos que escapaban, sin saber quienes huían, y resultó muerto
precisamente su hijo Gregorio.
Juan Miguel
Pérez Andía, casado con Juana Francisca Bengoechea, viendo a su hijo mayor
muerto, con el que andaba de arriero, fue a casa y contó lo ocurrido a la
criada, y sin decir nada a su mujer, cogió los 5 machos de casa y se marchó,
pasando luego a Francia; sin embargo el 4 de enero de 1832 se presentó
voluntariamente en las Cárceles Reales de Pamplona; sobre el arma que utilizó
dijo que se trataba de una carabina, que siempre la llevaba cargada con bala.
Al día siguiente solicitó el indulto, porque lo ocurrido fue un hecho
involuntario, y el día 9 de enero de 1832 fue indultado.
El 13 de
febrero de 1831 el Alcalde de Burunda, Juan Félix Goicoechea y Ciordia, de
Bacaicoa, al firmarle la licencia de la escopeta da estas señas de Juan Miguel
Pérez Andía: de 51 años, alto, ojos garzos, nariz regular, pelo entrecano y
buen color.
El 11 de noviembre de 1831 declaran varios testigos sobre el
decreto de embargo contra los bienes del acusado, Juan Miguel Pérez Andía,
Diputado Jurado de los Regidores, a quien se le suponía ya en Francia:
Martín Galarza, labrador, propietario, Regidor, de51 años.
Miguel Francisco Zelaya, labrador, propietario, Regidor, de
26 años.
Miguel Albistur, vecino de Urdiain, de 31 años (los tres
firman su declaración).
Los Mayorales o criados (buruzagui) eran Francisco Esteban
Bengoechea y Juan Miguel Albistur.
“Auto de
levantamiento del cadáver”
“Luego en siguiente a cosa de las nueve y
media de la mañana de este día (2 de noviembre) pasó dicho Señor Alcalde en
compañía de mi el escribano infrascrito, la de Martín de Galarza y Miguel
Francisco Celaya, Regidores de este lugar, Francisco Esteban Bengoechea, Juan
Miguel Albistur, sus criados o mayorales, Don Francisco de Beunza, Maestro
Cirujano conducido en este lugar, Juan Thomás de Elizalde, Merino del Valle,
y otras personas a la hera de trillar mieses, que se halla en la delantera de
las casas de Benito Mendiluce, Martín Miguel de Celaya y Miguel de Galarza, y
estaba tendido en tierra un hombre boca abajo, los dos brazos cruzados
descansando sobre ellos la cabeza, reclinado o inclinado a la parte derecha,
cuya postura es la que tenía, y hera según manifestaron los concurrentes
Gregorio Pérez Andía, soltero, natural de este insinuado lugar, hijo lexítimo
de Juan Miguel y Juana Francisca de Bengoechea, el cual estaba muerto, y sus
vestidos son los siguientes: camisa buena de lienzo, pantalón nuebo de pana
lisa negra, chaleco pelo de cabra con varras encarnadas y azules es su corte,
y la espalda de él es de lienzo, bastante usado todo él, medias blancas de
algodón con sus ligas encarnadas de seda, alpargatas valencianas, y mui
usadas, con trenzadera azul, una chamarreta azul de maón usada con su forro
de lienzo, que la tenía sin poner y estaba contiguo; dos pañuelos de colores
de media seda, que el uno estaba de zorongo en la cabeza, y el otro para
moquero y lo tenía metido en el seno todo ensangrentado y un par de tirantes
cuasi nuebos de algodón con los que tenía asegurado el pantalón y a más
también tenía puesto un ceñidor o faja encarnada de estambre; dentro de los
bolsillos interiores de la chamarreta tenía un rosario de cinco decenarios
con su cruz de plomo; un botón de bronce amarillo suelto, un libro pequeño
que contiene la doctrina christiana en forma de diálogo entre maestro y
discípulo escrito por el Reberendo Padre Cayetano Ramo de San Juan Bauptista,
un almanac en librillo mui usado de este año, y de un ojal del pantalón tenía
asido y atado un cordón encarnado de seda con su borla plateada al estremo y
asegurada a este cordón una nabaja, fábrica de Cataluña, y todo el sitio que
ocupaba el cuerpo, especialmente de medio cuerpo para arriba, estaba
ensangrentado o bañado de sangre el suelo; y en siguiente dicho Señor Alcalde
hizo las tres preguntas ordinarias de quien o quienes le habían causado la
muerte llamándole con su nombre y apellido.” (folio 6)
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Declaración de testigos:
1.º Testigo. Martín Galarza,
Regidor, de 51 años dice que hacia las 7 de la tarde cenaba, cuando llegaron
los dos criados o mayorales, Francisco Esteban Bengoechea y Juan Miguel
Albistur; al terminar, salió con ellos para hacer salir a la gente de la
taberna, a la que fueron hacia las 7½: allí les esperaba el segundo Regidor,
Miguel Francisco Zelaya. Arriba, en la taberna, discutían Martín Zubelzu, y
Pedro Martín Galarza, vecinos ambos de Urdiain, a los que hicieron presos y los
llevaron a la cárcel; pero al reconocer su mal comportamiento los mandaron a
sus casas. Hacia las 8 volvieron los cuatro (Mayorales y Regidores) a la
taberna: “Luego se presentaron en dicha casa taberna Juan Miguel Pérez de
Andía, y José Francisco López de Zubiría, el primero cuñado del testigo y
Diputado Jurado de los Regidores y el 2.º Diputado Jurado del Alcalde con el
objeto de auxiliar a los Regidores en hacer la ronda y extraer la gente de la
taberna, apenas diesen las ocho”; como oyeron cierto alboroto arriba, subieron
los seis para desalojar el local; al oírse protestas, se fueron a su casa
Miguel Francisco Zelaya y José Francisco López de Zubiría. Entre los que más
bulla armaban estaba Diego Miguel Ziordia, por lo que decidieron llevárselo
preso a la cárcel, y lo pusieron en el cepo; los cuatro volvieron a situarse en
la puerta de la taberna.
2.º Testigo. Francisco Zelaya,
2.º Regidor, labrador de 26 años, cuenta lo mismo, que el anterior y dice que
se fue a la cama para las 10½, donde estaba cuando le llamó Juan Miguel
Albistur y se levantó ante la novedad del tiro y muerte de Gregorio. Con otros
compañeros fue a detener a Juan Miguel Pérez Andía, pero comprobaron que se
había ausentado.
3.º Testigo. Juan Miguel
Albistur, menor, “Criado o Mayoral”, de 33 años, iba con el acusado cuando
efectuó el disparo.
Los cirujanos Francisco Beunza,
contratado en Urdiain, de 47 años, y José María Aramburu, en Iturmendi, de 27
años, hacen la autopsia del cadáver:
“Se le halló una herida en la cavidad vital
en su parte posterior y superior, verificada con instrumento contundente como
vala o cosa semejante despedida sin duda de arma de fuego, penetrando ésta el
chaleco y camisa por la parte posterior, ofendiendo e hiriendo los tegumentos
comunes y músculos y fracturando la 2.ª costilla verdadera a una con los
músculos intercostales internos y esternos, observando rotura de algunas
ramificaciones de las arterias intercostales y pleura, atrabesando el lóbulo
mayor del pulmón derecho, obserbando también la rotura de las ramificaciones
de la arteria pulmonaria, rompiendo parte de la arteria magna u aorta a luego
que sale del ventrículo izquierdo del corazón a una con las coronarias y
bolbiendo nuebamente a interesar a su salida la pleura por su parte superior
salió la vala rompiendo los músculos intercostales internos y así bien
rompiendo ramificaciones de la arteria intercostal y los músculos esternos de
la primera y segunda costilla verdadera obserbándose un derrame considerable
de sangre, por cuias causas dichas heridas son de necesidad mortales.”
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