1617 Echarri Aranaz Zumbelz herida
“Pedro de Garro, residente en la
Venta de Zumbelz, contra Juan de Armendáriz, mulatero, vecino de Echarri
Aranaz, sobre pago de 1.000 reales por la cura de una herida causada a su hijo
por un macho”.
Pedro de Garro reclama por la
herida, que tenía su hijo Martín Garro, de 4 a 5 años, en la cabeza, hecha
hacia octubre de 1617, puesto “que de la dicha herida quedaron rotos los cascos
del niño, de los quales le sacaron tres pedazos muy grandes y la membrana
rompida, en cuya cura solo con los cirujanos se an gastado más de 1.000 reales
y se ban gastando cada día, porque al presente está con muy grande peligro”. La
abuela del niño era Catalina Gabiria y su tía Catalina de Belascoain.
Juanes Armendáriz, carpintero, vecino de Echarri, da otra versión el 13 de septiembre de 1618, pues aquel día se juntaron en Zumbelz, entre varios mulateros, con unos 8 machos; él llevaba propios suyos dos; uno quedó atado, como lo solían hacer, en la puerta y
el otro siguió adelante; el sujeto “en la dicha venta era bien acondicionado, no guiñoso ni cociador y aunque una creatura se llegara a él no se mobia ni tiraba coces y ansí el dicho macho no fue el que hirió ni hizo el daño al hijo de la parte contraria”. Añade que la herida del niño “no hera de coz ni de golpe de cabalgadura, sino de instrumento puntiagudo o arpón, con el que estaba sacando y mobiendo un poco de estiércol y muy cerca de la dicha criatura Fermín de Herdocia (de Echarri), criado al tiempo de la parte contraria”. El 3 de octubre de 1618 se recogen
algunos testimonios:
“Joanes de Huyci, mancebo, habitante
en la villa de Echarri”, de 18 años, hijo de Pedro de Huici, dice que venían
con vino de tierra de Estella y pararon en “Zumbelz”, donde se encontraron con
otros “arrieros llamados Joanes el Castellano, Miguel de Çufiaurre, Miquelto y
otros taberneros de la misma villa y habiendo quedado en la dicha benta a dar
cebada, ataron sus ganados los dichos Çufiaurre y otros sin llegar a la dicha
casa en los setos de afuera, como también andando a pazer apartados de la dicha
casa y el dicho Joan de Armendáriz, el uno de dos que se tenía, lo ató así
mismo pegante a la puerta de la dicha venta, que es donde se sirven las gentes
para la salida y entrada, quedándose par de fuera el dicho macho, que es de
pelo royo bajo los cobertizos, que caen al dicho membral de casa y con todo se
quedaron a beber en el ogar todos en junto por ser tiempo de himbierno y al
cabo de poco rato bio salir de la dicha cocina a Fermín de Erdocia, criado de
la dicha venta y que al instante vozeó en dezir que la criatura de sus amos
estaba muerta y a este ruydo salieron todos los dichos trajineros y los demás
de casa y allaron que tenía la cabeza machucada y con cantidad de sangre y que
se estaba sin sentido el dicho niño, que será de edad de quatro años y que
decía el dicho Fermín, criado de la dicha venta, al dicho Joan de Armendáriz,
que su dicho macho le abía dado alguna coz; repecto que se estaba a los pies
del la dicha creatura, quando él llegó a la dicha puerta y que otro que aquel
no la pudo dar por estar aquel pegante a la dicha puerta y los otros en muy
aparte y haber acertado de la dicha puerta el salir el dicho muchacho y a esto
dezía el dicho Armendáriz que su dicho ganado no tenía ningún vicio de cozear y
que así no pudo ser y los otros trajineros dezían que era fuerça que el dicho
ganado de junto a la dicha puerta le hirió, que era del dicho Armendáriz, por
estar como dexa dicho y con tanto se dibidieron”.
“Miguel de Urquiçu”, vecino de
Echarri de 30 años, declara que ese día no estaba en Zumbelz; y lo mismo dice
“Miguel Belça”, de 28 años.
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