El 22 de diciembre de 1701 Cristóbal Ezquer de Lizarraga
denuncia la mala gestión de las rentas del pueblo, que está debiendo 750
ducados, que habían pensado ir redimiéndolos en 100 ducados al año, y protesta
por la subasta hecha el día 3 de diciembre anterior de los suministros para el
año siguiente; se trataba del arriendo de la carnicería, taberna, panadería,
mesón y “pescamercería”.
El pueblo acuerda dar el “veinteno”, es decir efectuar una
subasta definitiva a los veinte días, que se celebraría el día de año nuevo.
En su exposición decía Cristóbal Ezquer de
Lizarraga: “Primeramente que dicho lugar a más de las arrendaciones, que alega
en su articulado, es costumbre el que todos los vecinos sirvan el cargo de
oficiales, que son como sirvientes de los Regidores y todos los acomodados o
los más se escusan, pagando 50 reales cada uno por cada vez y este dinero lo
perciben los Regidores, y es para la bolsa común... Ítem que en el oficio de
guarda de los términos ay la misma costumbre de servirse por turno y los
vecinos acomodados se escusan pagando 4 reales de a ocho”.
Olazagutia recuerda
algunos de sus gastos:
“Por tañer las campanas las noches de San Juan y Santa
Águeda acostumbra también da a los mozos del dicho lugar dos cántaros de vino,
que su coste será cuando menos 8 reales, y el día 8 de mayo que se celebra la
Aparición del Arcángel San Miguel, que es patrón del dicho lugar, acostumbra
también dar 3 ó 4 cántaros de vino, amás de 6 cántaros de vino, que suele dar
el arrendador de la taberna.” También el “gasto que se hace los días de auzalanes,
que llaman.” (folio 57)
Dicen que han arreglado el puente principal por habérselo
llevado el agua; estaba “en el Río Araya, Camino Real para la provincia
de Guipúzcoa”.
El 12 de abril de 1702 por encargo de los vecinos de
Olazagutia declaran sus Regidores: Francisco Oyarzabal de 42 años, y Diego de
Aguirre de 38.
...
Los vecinos de Olazagutia
hipotecan fincas a nombre del pueblo para el censo de 700 ducados de uno de
Aranarache en escritura del 4 de octubre de 1689; con ellos pagarían los 650
ducados, que debían a los clérigos de Iturmendi, y éstos últimos ducados los
ponían bajo un 2½ por ciento; los topónimos de las piezas hipotecadas son:
“Areachota”
“Almorzeta”
“Azpicodermauba”
“Elibide”
“Arquinurriti”
“Arquinurruti”
“Iturriberrialdea”
“Arquinau”
“Mendiarbin”
“Soracarro”
“Otadia enfrente de la ermita de San Esteban”
“Iparberoqui”
“Osascarreta”
“Angustia pegante a la fuente”
“Angustialdea”
“Angustiamendia”
“Otra pieza en Urroztibeaca que llaman Almorceta”
“Lezate”
“Urrutizabal”
“Larrayza”
“San Sebastián aurrra”
“San Sebastián aldea”
“San Sebastián azpia”
“San Sebastián gaña”
“San Adrián aldea... pegante a la hermita”
“Iturrioz”
“Errotaurreta”
“Otadiaburua”
“Errotaurra”
“Término de San Miguel
...
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