“Sacra Magestad.
En cumplimiento de lo mandado por vuestro Real Consejo para que yo, el Alcaide de vuestras Cárzeles Reales, informe sobre los particulares que comprende el Oficio del Ilustre vuestro Visorrey, su fecha 4 de octubre próximo pasado, a fin que por vía de prueba y el término de un mes se establezca en aquellas Estanco de Tabacos, a imitación de lo que está en práctica en las demás capitales de la Península, donde ai crecido número de encarzelados, y puedan surtirse cómodamente del que necesitan, lo hago en la manera siguiente:
En estas Reales Cárceles el número de presos regularmente no excede de 70 a 80, y en la actualidad solo es el de 60; y no pasará de la mitad los consumidores de tabaco Brasil o cigarrillos, y no de polvo, pues en los siete años cumplidos que ha, es el que informa Alcaide, lo más ha visto usar de este último género a dos o tres asegurándose no han llegado a quatro.
El consumo es pequeño respecto ser generalmente pobres atenidos al socorro, sin otro auxilio, excepto alguno que lo logra siendo de la ciudad, o sus inmediaciones.
Por la práctica que ha visto obserbarse para que puedan fumar, se trae el tabaco de los Estancos Reales, reducido a zigarros se les probé por persona de confianza del que informa.
El tabaco en rama de ninguna manera se les puede permitir a los presos por ser indispensable necesitar navaja para picarlo, ese instrumento y otro qualquiera semejante es tan sumamente perjudicial para la seguridad, que con la maior facilidad podían discurrir y maquinar escalamientos, pues careciendo de ellos los han proiectado, y en el caso de permitirles hera darles margen para la egecución mediante los entendimientos tan espejados en la materia que se ben en las cárzeles, y sin hir más lejos las de esta capital pueden ablar practicamente, como es notorio por los que se han verificado, e intentado, teniendo la suma habilidad de reducir las navajas a sierra, lima y otras calidades de instrumento aparente para conseguir la fuga, y también para quererlas introducirlas en panes y cosidas entre (las) suelas de los zapatos SIGUE EN PDF
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