Miguel Echeverría contra Miguel Ochoa de Galarza y otros
sobre palabras.
El 15 de
marzo de 1602 Miguel Echeverría, vecino de Urdiain, presenta una denuncia por
difamación hecha contra su hija Catalina, de 16 para 17 años, pues cuando se
iba a casar hicieron correr el rumor de que se acostaba con otro.
Catalina era hija de Miguel Echeverría y de Gracia Ochoa.
Del matrimonio Lope Riezu y Catalina Galarza eran hijos:
Juan López de Riezu, ahora arriero (acusado), y Pedro López de Riezu (también luego
acusado).
Al día
siguiente,16, declaran algunos testigos:
Miguel Ochoa de Elizalde y Zubiri, escribano real, vecino de
Urdiain de 61 años, dice que había redactado las condiciones del matrimonio
entre Catalina Echeverría y Miguel de Zubiri de Urdiain, que estaba anunciado,
cuando hace unos 15 días se propaló la noticia de que Juan López de Riezu, que
había estado de criado en casa de dicha moza en Urdiain, hacía un año que se
había acostado con ella más de 10 veces en casa y en una pieza. El testigo afirma
que se sorprendió de estos comentarios faltando tan solo una semana para el
casamiento.
Miguel
Zubiri, vecino de Bacaicoa, de 32 años, aparte de haber oído todo el libelo,
dice “que puede haver 5 ó 6 años que éste quexó de la dicha Catalina de Galarça
acusada por haver dicho a su muger que hera una puta y amiga del abad y después
que estuvo presa en la ciudad de Pamplona, comprometido el caso, se declaró por
los árbitros condenándole en costas, y a que públicamente pidiera perdón a los
agraviados, también sabe a difamado a otras muchas gentes en el dicho lugar de
Bacaycoa y fuera”.
Gonzalo de
Errarte, de Bacaicoa, de 60 años, se acuerda que “puede haver 20 años poco más
o menos que la dicha Catalina de Galarça, acusada, dixo a Joana, hija de Joan
Suri, vecino del dicho lugar de Bacaicoa, que tenía que hazer con Lope de Rieçu
su marido, y que estaba amancebada con él y sentiéndose por agraviada la dicha
Joana quejó de la dicha Catalina de Galarça y habiéndose recevido información
por Miguel de Huarte escribano de miedo que la prendiese vio este testigo se
retraxo la dicha Catalina de Galarça en Santiago, basílica de Bacaycoa, y
después acá a tenido otras diferencias con otras gentes”.
Pascuala
Ochoa, viuda de Bacaicoa, de 60 años, dice que “oyó dezir a Catalina de
Galarça, acusada, que la dicha Catalina de Echeverría no se podía casar con
otro que Joan López de Rieçu, su hijo, y que se havían calentado los pies el
uno al otro, dando a entender havían dormido juntos”.
Mari López
de Goicoechea, de 36 años, casada con Juan Iturralde, de Bacaicoa.
Declara el día 21 de marzo de 1602 ante el escribano y
receptor Joan de Urrizola:
“En el lugar de Urdiain
a veynte y uno de março de mil y seyscientos y dos, el dicho Miguel de
Echeverría, en prueba y verificación de lo contenido en la dicha petición de
quexa presentó por testigo a Miguel de Çubiri mancebo, hijo de Juanes de
Çubiri, vezino del mismo lugar, del qual yo el dicho receptor receví juramento
en forma como de los testigos precedentes y a la fuerça del respondió, sí juro,
y dixo ser de hedad de diez y ocho años. Siendo preguntado por la dicha
petición de quexa dixo que conoze de vista y conversación a Cathalina de
Echeverría, nombrada en la dicha quexa, la qual save este testigo es tenida y
reputada por hija del dicho Miguel de Echeverría, quexante, y Gracia de Ochoa
su muger, y por moza virgen, honesta y recogida de buena vida y costumbres sin
que de lo uno ni de lo otro aya visto, oydo ni entendido cosa en contrario y
por estar en esta opinión y reputación el padre y deudos deste testigo le
trataron de casar con la dicha Cathalina de Echeverría y después que se hizo el
contrato y COMPLETO EN PDF
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