Don Pedro Mozo, vicario contra don Domingo Erdocia sobre posesión de la vicaría
Cisma:
dos vicarios a un tiempo
El último vicario de Echarri había sido “Don Joan Pérez de Echarri, vicario perpetuo de la dicha iglesia y villa hasta que murió”, y la mayor parte de vecinos del pueblo, como propietarios de su iglesia parroquial, que lo siguen siendo, bien lo sabe Dios, pese a siniestras artimañas burocráticas nada evangélicas traduciendo “la verdad os hará libres” por “la mentira nos hará ricos”, nombraron vicario perpetuo a don Pedro Mozo, ratificó el cabildo catedralicio la elección vecinal y tomó posesión de la vicaría el 15 de agosto de 1555, como siempre lo habían hecho en la villa; pero cosas de los intereses creados, desde la poltrona del ordinario nombraron otro vicario unos días después, el 12 de agosto, a don Domingo Erdocia.
El día 23 el Vicario General, el licenciado
don Juan de Villodas, cita en el obispado, a que dentro de 3 días de la
notificación se presente a declarar su postura, don Pedro Mozo; en el escrito
solo le tiene como beneficiado y supone por vicario a don Domingo Erdocia.
Este auto se entrega en propias
manos a don Pedro Mozo en Pamplona el 27 de agosto y al día siguiente, dice que
él se considera el vicario real y que tiene interpuesta demanda contra don
Domingo Erdocia en el Consejo Real de Navarra; añade que estando la causa en
los tribunales, “el dicho don Domingo por más molestar y hazer fuerça al dicho
don Pedro le a hecho citar ante el Vicario General sobre lo mesmo y anda
buscando escusas por no fundar juicio en el dicho Consejo”. Pide que el Vicario
General mande al Consejo Real sus actuaciones y éste así lo manda, originándose
de este modo una cuestión de competencia entre lo civil y lo eclesiástico. De
los tribunales eclesiásticos huían como de la peste, porque nunca fueron de
fiar, ellos se lo guisan y ellos se lo comen, o en frase del fuerte caudillo de
los invencibles marañones, Lope de Aguirre, “a tuerto y a derecho, mi casa
hasta el techo”; en ellos las garantías procesales brillaban por su ausencia,
siendo la honradez artículo de lujo en vía muerta y fuera de curso legal.
Le da tres días al obispado para que
le remita sus actuaciones el Consejo Real; sin embargo el Vicario General no
cumple con el mandato e incluso sigue actuando con las protestas de don Pedro
Mozo.
Ante esta falta de responsabilidad
el 5 de octubre de 1555 el Consejo manifiesta: “Vistos los autos se manda que
el Vicario General, que pedente al conocimiento de la causa, que pende en este
Real Consejo, no innobe en esta causa cosa ninguna y lo que ubiere innovado
reponga y revoque so pena de las temporalidades y de ser habido por estraño o
dé causas por qué no lo deba hazer, dentro de tercero día”.
El 1 de octubre en nombre de don
Domingo Erdocia “dentro en la iglesia parroquial de la villa de Echarri Araynaz
donde el altar mayor, dicha y celebrada la misa mayor por don Pedro Moço,
vicario segunt dixo de la dicha iglesia, parecieron presentes y personalmente
don Martín de Arbiçu, clérigo beneficiado y vezino del lugar de Arbiçu y don
Cristóbal de Unanoa, clérigo y así parescidos al dicho don Pedro Moço le
notificaron y le intimaron una probisión del señor Vicario General y la dicha
provisión el dicho don Martín la leyó del principio asta el fin y estaba en
latín y declaró en bascuence”; por ella se reconocía como vicario perpetuo de
Echarri a don Domingo Erdocia y ambos clérigos acompañantes representaban su
derecho, por lo que don Martín de Arbiçu quería celebrase misa y ejerciese las
funciones y derechos de vicario.
Don Pedro Mozo pidió copia de la
provisión y que obedecía a su superior, pero como atentaba aquella contra sus
derechos, se oponía.
Intentó celebrar misa Erdocia, pero
don Pedro Mozo le retiró los ornamentos y “en el mismo punto y hora el dicho
don Martín intentó dezir misa y parescieron García Torrano y García Burunda,
vecinos de Echarri segunt dixeron, procuradores del dicho don Pedro y como
vezinos y patronos de la dicha iglesia, que no le consentirían celebrar y dezir
misa por el derecho que les compete, así al dicho don Pedro Moço como a ellos
mismos como a vezinos y a nosotros los escribanos infrascritos nos rogaron y
requerieron todo lo susodicho don Johan de Echarri menor de días y Miguel
Bulano, estudiante y otros muchos vezinos y en fe y testimonio de todo lo
susodicho firmaron los testigos a una con nosotros los notarios en el registro
desta causa, desta manera: Don Johan de Echarri. Miguel Bulano. Pasó ante mí
Miguel de Echarri, notario. Miguel Pérez de Berastegui, notario”.
Después don Martín repartió obladas
en nombre de don Domingo Erdocia, supuesto vicario y al cuarto de hora subió al
altar mayor para celebrar misa; se acercaron tres vecinos (García Burunda,
García Torrano y Miguel Artieda) y “al dicho don Martín le dixeron, pues el
mandato que traía hera en perjuicio de su principal y en prejuicio de los
vezinos y patronos de la dicha yglesia y que ellos no le consentían dezir misa
y que le hazían fuerça y violencia”; de modo que no le dejaron celebrar misa.
El 7 de octubre se queja al Consejo
Real don Pedro Mozo de que el Vicario General no cumple con lo que le han
mandado y nuevamente se decreta “que el Vicario General revoque lo innovado” y
cumpla las resoluciones dadas.
Del día antes, día 6, es la orden
del Consejo Real al Vicario General mandándole que no actúe sobre el asunto.
Don Juan de Villodas al recibir la notificación “dixo que obedezía la dicha
provisión y que en quanto al cumplimiento dixo que él proveyó la dicha vicaría
al dicho don Domingo de Erdocia a presentación de patronos, precediendo hedito
y lo demás que combenía para justificar la causa y después de aberlo probeydo
dio comisión a ciertos clérigos del dicho lugar para que hiziesen el oficio de
vicario y no ubiese defecto de dicho vicario en la iglesia y que no le consta
que el dicho don Pedro sea vicario de la dicha yglesia y que el dicho don Pedro
Moço no puede hazer oficio de vicario sin comisión del obispo y que esto daba
por respuesta”.
En relación al nombramiento de D.
Domingo Erdocia, siendo obispo Don Álvaro de Moscoso (1550-1561), su Vicario
General, don Juan de Villodas, creyendo en la elección hecha por los vecinos y
patronos de la iglesia de Echarri, le hace el nombramiento de vicario perpetuo
en persona, “per virreti impositionem in capite vestro”, el agraciado juró
cumplir como Dios manda con su cargo el 21 de agosto de 1555.
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