Cirauqui: 1694
Iturgaiz: casa nueva y rótulo.
Bartolomé Iturgaiz y su hijo Juan litigan sobre un supuesto
escudo de armas contra Cirauqui y el Fiscal.
Bartolomé, casado con María de
Artajona, tiene comprada una casa vecinal, “sita en la parroquia de Santa Catalina
de Aniz de esta dicha villa, que afronta con casa de Pedro de Yabar, mayor en
días, y herederos de Don Miguel de Arizaleta y Calle pública, que la
adquirieron de Juan de Iriarte, Familiar que fue del Santo Oficio, quien la
tenía por los réditos de ciertos censales, y en el frontispicio de la dicha
casa, que al presente la está haziendo nueba dicho acusado de piedra de
sillería y de distinta orden de la que antes estaba”; y por medio de unos
canteros se puso en octubre último (1694) “un escudo de armas, que sus
insignias esculpidas y compuestas se hallan en una piedra blanca, distinta que
dicha fábrica, con un círculo a modo de una O y a los dos lados la forma de dos
niños con letrero en el bazío de dicho círculo y letras formadas en él y en su
parte inferior una caveza de niño con su cabellera”; así lo certifica Juan
Francisco Apezteguia, escribano real, natural y vecino de Cirauqui, de 44 años,
el 28 de noviembre de 1694.
Declara
Martín Arlegui, escribano y portero real, natural y vecino de Cirauqui, de 40
años, que la piedra del escudo es distinta de las demás y se compone “de un
círculo redondo a modo de una letra O y a los dos lados dos niños y en el vazío
ay formadas unas letras que no sabe qué dizen, y a la parte de abajo de dicho
círculo redondo ay también una caveza de niño con su cavellera, cuia piedra,
donde están dichas insignias, será una bara de medida de ancha y larga, poco
más o menos.”
Ignacio
Miranda, natural de Guipúzcoa y vecino y residente en Cirauqui desde hace 40
años, tiene 64, y dice que el escudo tiene “un círculo redondo a modo de una O
y a los dos lados dos niños de cuerpo entero y dentro de todo el vacío de dicha
O están gravadas unas letras que no sabe qué dizen y a la parte de abajo de
dicho círculo y fuera de él ay también una caveza de niño con la divisa de alas
o cavellera y la piedra donde están gravadas dichas insignias es de diferente
color y más blanca que la demás piedra de dicho frontispicio y dichas divisas y
su escultura están más salidas que la fachada de dicho frontispicio y la piedra
de dichas divisas será en quadro algo menos que una bara de medida.”
Domingo
Pérez, vecino de Cirauqui, de 46 años hace la siguiente descripción:
“Se compone de un círculo a modo de corazón
y en el medio y vacío de éste dize lo siguiente: ESTA CASA ES DE LOS
ITURGAIZES AÑO 1694, y esta data está en número y a los dos lados de dicho
corazón tiene dos niños de cuerpo entero y en medio del cuerpo a ambos les
corre una raya a modo de cadena, y donde tienen las manos dichos niños ay unas
señales a modo de erradura y a la parte de abajo de dichos círculo tiene
también una caveza de niño con su cavellería, que se cae a ambos lados.”
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Juan de
Bergara, escribano real, vecino y natural de Cirauqui, de 27 años, explica que
se ha puesto en la casa:
“Un
escudo o insignias, que se compone de un círculo redondo a la manera de la
letra O y a la cabecera del tiene unas flores y a los dos lados de dicho
círculo están dos niños de cuerpo entero, que asen con las manos a dicho
círculo sin que se les vean aquellas, sino tan solamente los brazos, y al
igual del medio cuerpo de dichos niños pegante a dicho círculo por amos lados
ay también dos cavezas pequeñas de niños y en todo el vacío de dicha O dize
las palabras siguientes: ESTA CASA ES DE LOS ITURGAIZES AÑO mil seiscientos
noventa y quatro, y a la parte de abajo de dicho círculo y fuera de él, se
halla también una caveza de niño con cavellera, que se cae a ambos lados”.
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La piedra es blanca y sobresale
en el frontispicio. Varios testigos le han oído decir a Juan, hijo de Bartolomé
Iturgaiz, que la piedra la iba a traer de Azcona.
Juan de
Elso, escribano del Juzgado y vecino de Cirauqui, de 51 años, deja esta
descripción: “Un círculo redondo al a manera de letra O y a la cavecera de él
tiene unas flores y a los dos lados de dicho círculo están dos niños de cuerpo
entero, que asen con las manos a dicho círculo y al igual del medio cuerpo
dichos niños le corre una raya y ay también dos caras pequeñas pegantes a dicho
círculo y en todos el vacío de dicha O dize lo siguiente: ESTA CASA ES DE LOS
ITURGAIZES AÑO mil seiscientos nobenta y quatro, y esta data está en guarismo y
a la parte de abajo de dicho círculo por la parte de fuera de él ay una cabeza
de niño, que le cae la cavellera por ambos lados.”
El 28 de
abril de 1695 los Iturgaiz explican que lo puesto no tiene más intención que
adornar la casa y que el diseño es obra de “Pedro de Ibiricu, pintor y dorador,
quien hizo el dibujo de dicha piedra”, y aseguran que dichos dibujos no eran
propios de escudos de armas.
Estando el
caso en prueba los Iturgaiz se dirigen a Baltasar de Zúñiga y Guzmán, Marqués
de Valero y de Ayamonte, virrey, quien les indulta de su posible irregularidad
el 15 de abril de 1695:
“Don
Balthasar de Çúñiga y Guzmán, Marqués de Valero y de Aiamonte, Jentil hombre de
la Cámara de Su Magestad, Virrey y Capitán General de este Reyno de Navarra,
sus fronteras y comarcas:
Por quanto por parte de
Juan y Bartolomé de Iturgaiz, vecinos de la villa de Zirauqui, se me ha
representado que con el motivo de haver fabricado la frontera de la casa, que
tienen en la dicha villa, pusieron en ella una piedra con alguna distinción de
las demás con una escripción, que decía esta casa es de los Iturgaizes, y al os
dos estremos de dicha piedra dos bultos de ángeles y en la parte inferior de
ella una caveza sin que en dicha piedra hubiere otra cosa ninguna, y con el
pretesto de que la dicha piedra era Escudo de Armas, se a entablado pleito
criminal contra los susodichos, por el Fiscal de Su Magestad y la dicha villa,
pretendiendo se deve picar y imponerse las penas establecidas por Leyes de este
Reyno, y los suplicantes se han defendido alegando que la piedra contenciosa se
a echo según otra piedra que havía en dicha frontera, que quando se fabricó se
derribó y que los susodichos ni han tenido ni tienen la dicha piedra por Escudo
de Armas, ni en ella ai divisas algunas, que lo demuestren, y que las
esculturas y adornos que tiene la dicha piedra las executaron haviéndoles
asegurado un Maestro Pintor y Escultor de la ciudad de Estella, que las dibujó,
el que podrían ponerlas sin que se les pudiese atribuir el que fuese Escudo de
Armas, cuio concepto siguieron con la buena fee, que se reconoce, pues en dicho
pleito tienen confesado no ser Escudo de Armas, ni lo puede ser por faltarle la
demostración de insignias que lo signifiquen; y respecto de lo referido y de
que los suplicantes son unos pobres hombres labradores sin práctica ni noticia
de las disposiciones de las Leyes de este Reyno, y que de seguirse este pleito
se les ha de ocasionar repetidas costas, me piden y suplican sea servido de
indultarlos de la referida causa en honor y reverencia de la Santa Pasqua de la
Resureción de nuestro Redentor; atendiendo a su representación y al informe que
sobre ella me hace el Licenciado Don Alonso Pérez de Araciel y Rada, del
Consejo Real de este Reyno, he tenido por bien yndultar a los suplicantes (como
en virtud de la presente los yndulto) de la culpa que por dicha causa contra
ellos resulta, con que paguen ducientas libras aplicadas en la forma hordinaria
y las costas, y que aian de picar ...COMPLETO EN PDF
Zorionak por el blog.
ResponderEliminarMe ha parecido interesante la referencia a la piedra caliza de Azkona y aprovecho para hacer un breve comentario.
El actual gusto por la piedra vista es frecuentemente refutado, de forma erudita, asegurando que en el pasado este tipo de paramento fue cubierto por un revoco de argamasa o por una lechada de cal.
Siendo cierto esto, aquí vemos como el material de este remedo de piedra armera es elegido con un sentido estético. Así tenemos, que en el documento queda clara esta pretensión de los ejecutantes cuando los testigos afirman que: “es una piedra blanca”, “con alguna distinción de las demás” etc. Igualmente, un siglo antes se sigue parecido interés decorativo al ordenarse, en un contrato de obras de la parroquial de Arzoz, que el arco del coro se haga con piedra de Azkona (I.URSUA, ”Guesálaz pueblo a pueblo”, pág 190)
Que las características estéticas de la piedra eran sobradamente conocidas por todos, queda corroborado por el anuncio de los Iturgaiz de traer piedra de Azkona con anterioridad al arreglo de su fachada. Asumen este sobrecoste pese a tener piedra adecuada y abundante en las cercanías. Cirauqui y Arzoz gozan de abundante arenisca local algo que queda evidente a quien callejee por ambos lugares y disfrute de sus edificios.
Finalmente, que la tradición oral de Azkona atribuye el origen de la piedra del atrio y del sobrepiso o solana, dieciochescos, de su iglesia de san Martín, al paraje de Arrobia, topónimo que no ofrece dudas sobre su función histórica.
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