Bacaicoa, Alsasua: 1779
“Contra Miguel Ochoa de Errarte y otros, sobre heridas
producidas con un palo en la cabeza de Pedro Antonio Echeverría, mozo de
Alsasua.”
Había una disposición en el Valle de Burunda para prevenir
los altercados, que se cita con motivo del litigio entablado:
“Por auto de resolución de 24 de septiembre de 1710, por
testimonio de Lope de Zubiría, vuestro escribano real que fue, se halla
providenciado, que los mozos solteros no puedan salir de un lugar a otro de
noche a dar ocasión, vajo la pena de dos ducados por cada uno.” (folios 8 y
44)
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Era Alcalde de Burunda Diego Francisco López de Goicoechea,
de Olazagutia; la riña que origina el proceso ocurrió entre las 11 y las 12 de
la noche del día 3 de febrero de 1779; y esta es la declaración del herido
Pedro Antonio de Echeverría, soltero de 20 años de Alsasua; de donde salió con
otros amigos entre 8 y 9 de la noche, aceptando la invitación de Francisco
Mendiluce de
Bacaicoa:
“Auto de
oficio: En el lugar de Bacaicoa a cinco de febrero de mil setezientos setenta y
nueve. El Señor Diego Francisco López de Goicoechea, Alcalde y Juez ordinario
de este Valle de Burunda, dijo que Lucas de Aiestarán y Félix de Gainza y
Mendizával, Rexidores del referido lugar de Bacaicua, le an dado parte entre una
y dos de la mañana del día de oy, que Pedro Antonio de Echeverría, mozo soltero
natural del de Alsasua, se halla gravemente golpeado desde las once o doce de
la noche del día tres del presente, y que para proceder a lo que haia lugar
viniese desde el lugar de Olazagutia, de donde es vecino su Merced, a recibir
la correspondiente información, y deseando inmediatamente administrar justicia,
ha llegado al de Bacaicua entre cinco y seis de la propia mañana, y en
consecuencia ordena y manda que con su asistencia y testimonio del escribano
infrascrito se reciba dicha información de oficio, y practiquen las demás
diligencias conducentes para la exacta puntual comprovación del caso, y todo lo
demás que huviese precedido, a fin de proceder al condigno castigo del delinquente
o delinquentes, para que les sirva de escarmiento y exemplo a otros. De que
hizo este auto, y no firmó su Merced por no saver, y en fe de ello, firmé yo el
escribano. Ante mi, Martín de Albizu, escribano.”
“Declaración
del herido. Luego en siguiente en dicho lugar de Bacaicua, el sobredicho día,
mes y año, dicho Señor Alcalde continuando sin pérdida de tiempo en las
diligencias de esta información pasó entre ocho y nueve de la mañana del
presente día a la casa de Juan Antonio de Mendiluce, vecino del mismo lugar,
donde le an informado a su Merced se halla encamado Pedro Antonio de
Echeverría, mozo soltero natural del de Alsasua, para efecto de recivirle su
declaración, y haviéndole hallado en la forma referida, le recivió juramento en
la forma dispuesta por derecho sobre la cruz de la vara de su Alcaldío, de que
yo el escribano doi fe, para que a su fuerza declare la verdad en lo que le
fuere preguntado, y absolviendo dicho juramento ofreció hacerlo así: es de edad
de veinte año, y declaró como se sigue:
Preguntado quién o
quiénes le han herido, golpeado y maltratado, quándo, a qué hora, y por qué
causa: Dijo y declaró que la noche del día tres del corriente entre ocho y
nueve de la noche salió el declarante de su casa, acompañado de Vicente de Echeverría,
su primo, Antonio de Mazquiaran, Juan Manuel de Lecea, Diego Miguel de Elizalde
y Francisco Miguel de Mendiluce, mozos solteros naturales del lugar de Alsasua,
con ánimo de venir a este de Bacaicoa, a recivir el convite de Francisco de
Mendiluce, hijo de Juan Antonio, y de otro mozo, cuio nombre y apellido, y de
qué casa es no puede dar la menor razón, ambos naturales del lugar de Bacaicua,
bien que los demás sus compañeros expresarán quién es, y en efecto llegaron a
él entre nueve y diez de la misma noche, y pasaron a la casa de dicho Juan
Antonio Mendiluce, y después que estuvieron un rato, fueron acompañados de
dicho Francisco su hijo a la Taberna del mismo lugar donde estubieron veviendo
poco más de una hora, lo que les pareció conveniente, aunque tampoco puede
expresar el declarante qué pintas, pero dará razón en esta parte Miguel de Anso
menor, arrendador de dicha Taberna, de la qual salieron a cosa de las once, y viniendo de buelta a la
referida casa de Juan Antonio de Mendiluce, con dicho Francisco su hijo, les
salieron al encuentro como cinco mozos o compañeros, de los quales antes de que
le hubiesen dado el golpe al declarante, conoció a uno de ellos, que era
Domingo de Iriarte, natural de la villa de Echarri Arañaz, y arrendador del Molino
farinero de este dicho lugar, tanto en el vestuario que llevava, como por la
claridad de la noche, y luna que al tiempo havía, sin que a los otros quatro
huviese podido conocer, y adelantándosen los cinco a dicho declarante, y sus
compañeros, les digeron que les dejasen en paz, por quanto no apetecían
quimera, y lo mismo les expresó dicho Francisco de Mendiluce, a quien le
hicieron hechar al suelo su palo con otro que le dieron en él, y en vista de
esta demostración, les volvió a decir este último le dejasen coger su palo y en
paz, a los que venían en su compañía, a su referida casa, y quedando detrás
dichos cinco mozos o compañeros, que solicitavan hacer alguna demostración al
declarante y los suios, se adelantaron éstos, y a lo que venían en su camino para
dicha casa de Mendiluce, a la expresada hora de las once, venían delante los
dichos Vicente de Echeverría, Antonio de Mazquiaran, Juan Manuel de Lecea,
Diego Miguel de Elizalde y Francisco Miguel de Mendiluce, hijo de Juan Miguel,
y otro Francisco de Mendiluce, que lo es de Juan Antonio sus compañeros, y el
último o detrás seguía el declarante, y en este tiempo sin saver como ni de qué
forma, le dieron por detrás un recio golpe de palo en la cabeza alguno de los
dichos cinco mozos contrarios, sin que huviese conocido quál de ellos le dio
dicho palo, por el motivo de que fue, como deja expecificado por detrás, de tal
calidad, que le derrivaron en tierra a su impulso y cogiéndole entre dichos
Francisco Miguel y Francisco de Mendiluce le trajeron al declarante a la
referida casa de dicho Juan Antonio de Mendiluce, padre del último, donde se
halla después acá encamado a resultas de dicho golpe, y como antes de que le ... COMPLETO EN PDF
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