Queja por agresión
El 26 de octubre de 1587 Miguel
Bengoechea presenta queja por agresión contra Pedro y Miguel Ochoa, escribano y
Jurado, Juan López (hijo de Lope Martínez), Juanes Ochoa (hijo del dicho Miguel
Ochoa), y Lope González, vecinos todos de Urdiain y Pedro López de Zubiri,
vecino de Bacaicoa, Alcalde este año de la Burunda y otros.
Dice que el domingo, 18 de
octubre último, “después de oscuro, yendo el dicho Miguel de Bengoechea,
quexante, de visitar a un primo suyo llamado Lucas Vengoechea, que estaba
enfermo, a su casa con un palo en la mano, como otras
vezes, sin hazer ni dezir
mal a nadie, a su pensar salvo y seguro dentro de la protección y amparo de Su
Magestad, a la casa de Lope Sanz, le salieron al camino los dichos Pedro Ochoa,
(falta una palabra) y sin haber precedido palabras, ni causa, ni ocasión alguna
de parte de el quexante, a trayción y alevosamente y sobre caso acordado,
pensado, le quisieron matar al dicho quejante, y el dicho Pedro Ochos le tiró
un alcabuçaço, y como esto vio el quexante, baxó de presto la caveça, y pasaron
las balas por arriba, y como vieron que no le mataron con el dicho arcabuçaço,
los dichos Pedro y Miguel Ochoa con espadas desenbainadas y los dichos Juan
López y Juanes Ochoa y Lope González con sendo lançones o dardos le dieron
muchas heridas, cuchilladas y estocadas y golpes en su persona y en particular
en la cabeza le dieron tres cuchilladas y heridas, con que le cortaron cuero,
carne y huesos y son tan graves y penetrantes las dichas heridas, que le han
metido en la una catorze mechas y en las otras dos cada cinco y en la mano
derecha le dieron otras dos cuchilladas y heridas, con que del todo le han
cortado y perdido, de manera que más no se podrá valer della, y está después
acá el dicho acusante en cama y en cura casi a la muerte con grandísimo peligro
de morir, y si no se defendiera con el dicho palo y si no fuera por los que
acudieron a las vozes, lo hubieran acabado de matar, como en particular lo
dirán los testigos.
Ítem que los mismos delinquentes
en la misma noche fueron por la misma orden armados y apercibidos al escurecer
a casa del Cantero, donde estaba en el fogar, en público y abiertas las
puertas, Don Baltasar de Bengoechea, presbítero hermano del quexante, en
conversación con una vieja y su familia y criados por la mucha amistad, que ha
tenido y tiene con el dicho Cantero, sin hazer ni dezir mal a nadie y luego sin
hablar en la puerta entraron los dichos delinquentes al fogar, y le dixieron al
dicho Don Baltasar en que estaba allí, tratándolo de rufián y él les respondió
que estaba allí en conversación como otras vezes, que a nadie hazía agravio en
ello y menos a los dichos delinquentes, que no les yba ningún interese y el
mismo Cantero le encomendó tuviese quenta con su casa y sin más el dicho Pedro
Ochoa desenbainó su espada y le tiró muchas cuchilladas y estocadas, tratándole
de bellaco, traidor y villano, y si no fuera por los que se hallaron presentes,
que se pusieron en medio, lo obieran muerto los unos con el favor de los otros,
como lo dirán los testigos.
Ítem que los dichos Pedro Ochoa y
Miguel Ochoa fueron de los principales delinquentes y culpados en el rapto de
Doña Francisca de Eraso y se ausentaron al tiempo por no ser presos de haber
cometido el delito como caudillos y después acá con mucha soberbia an dicho y
se han jactado muchas veces jurando que han de matar a los que fuesen a
prendarlos, y son muy soberbios y ocasionados y vezeros en alborotar y amotinar
el pueblo, y en ofender e ynjuriar a unos y otros sin causa y de ello están muy
notados”.
Extiende la queja contra el
Alcalde, Pedro López de Zubiri, quien en lugar de actuar “contra los dichos
delinquentes, andando con ellos, comiendo y bebiendo en sus casas de ellos”.
(folio 1-2)
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