Felipe Arbizu, cirujano, vecino de Alsasua contra Martín
Bergara, habitante en Urdiain, preso por injurias.
El 12 de
junio del año 1570, ante el Alcalde de Burunda, Lope Lópiz de Goicoechea,
vecino de Bacaicoa, y el escribano Hernando de Iriarte, presenta queja formal
el cirujano Felipe Arbizu contra Martín Bergara; le acusa de que “con ánimo
diabólico... a dicho por él que es un açotado por las calles de Çaragoça”.
El Alcalde se trasladó a Alsasua para tomar declaración de
varios testigos:
“Maestre Miguel de Mendiluce, cantero, vecino de Alsasua...
de 65 años”, declara “que abrá quinze días poco más o menos, estando este
testigo trabajando en una cantería(1) con sus hijos, junto la
Errería de Alsasua, abía llegado a ellos el dicho Martín de Bergara, y començó
a ablar y dixo que él abía oydo en la Cárcel de Pamplona que Maestre Filipe de
Arbiçu abía seydo açotado por las calles de Çaragoça, y el dicho Vergara dixo
que unos dos presos çaragoçanos, que estaban presos en la Cárcel de Pamplona, acusados
deziendo que abían muerto un clérigo, lo abían dicho que así lo abían açotado
al dicho Maestre Filipe, porque él abía forçado a una muger de un nuncio, que
si le mirasen, y en día le allarían señales en las espaldas, que en Çaragoça, a
los que les açotan por ser conocidos les solían hazer una cruz por las espaldas
y esto abía oydo como dicho a en la Cárcel de Pamplona, que los dichos dos
presos çaragoçanos así lo abían dicho y contado”. (folio 2)
(1) De otra cantera de piedra se habla en 1699 para terminar
la iglesia de Beasain: “desde el cabo llamado el Ayal de Sarasamendi asta el
cabo de Cabo de Sarasamendi, como dize toda la llanada y cuesta, y sin que de
dicha cuesta puedan bajar a la parte de abajo de ella, que es la parte que cae
hazia el lugar de Alsasua”. Concedían usar la cantera para “acabar los remates
de los estribos, bóvedas y coro”. (AGN Protocolos Notariales, Notaría de Alsasua, Diego Arza, legajo 23
n.º 11).
También lo declara “Simón de Çuazti, vecino de Alsasua... de
30 años”.
Concretan “que a los que açotaban en Çaragoça que les azían
una cruz en las espaldas sobre la carne con hierro”. (f. 9)
El 16 de junio el Alcalde Burunda llega a Pamplona llevando
preso a Martín Bergara; le acompañan dos guardas; un día de ida y otro de
vuelta los tasan en 5 reales por día para el Alcalde y 3 reales diarios para
cada guarda; así es que percibieron 22 reales por entregarlo en las Cárceles
Reales.
Martín Bergara hacía “oficio de goarda de vuestro Fisco y
Tablas Reales en los puertos de la dicha villa de Alsaso y su comarca; a echo
muchos coechos y disimulando con personas(2), que an pasado pan y
cosas vedadas por intereses, que le an dado y a otros les ponía impedimiento...
fue condenado antes en cierto destierro y que no quebrantase aquel en pena de açotes
y lo a quebrantado, contraviniendo a las sentencias e incurriendo en la dicha
pena y es pública voz y fama que por ciertos hurtos y otros delitos fue
condenado en Tolosa de la Provincia de Guipúzcoa por el juez de ella a muerte,
y que estando en la Cárcel quebrantó aquella y se ausentó y a cometido otros
graves delitos”. (f. 9)
(2) Está encausado en otro proceso por estas cuestiones; fue
condenado a 5 años de destierro del Reino. (AGN Procesos, Sentenciado, 2.º Serie, n.º 6854).
El 22 de junio del mismo 1570 declara en la Cárcel Martín
Bergara que tiene 63 años; le preguntan sobre la acusación y contesta que es
verdad, que dijo aquello por Felipe Arbizu: “este confesante le oyó dezir en
esta Cárcel Real abrá un mes a Martín Arce, preso acusado por muerte, no sabe
de donde es natural, más de que cree que ande al presente trabajando en las
obras reales en las cabas de esta ciudad, al quoal le oyó decir que el dicho
quexante fue açotado en Çaragoça”; pero negó Martín todas las demás
acusaciones.
Se le condenó por sentencia del 17 de agosto de 1570 en
“quatro meses de destierro del Valle de Burunda y sus términos y lo salga a
cumplir dentro de seis días después que fuere librado de las dicha Cárceles, y
no lo quebrante so pena de doblado destierro, y declaramos por falsas y mal
dichas las palabra de que el dicho Martín de Vergara es acusado, con costas”.
Le dieron liberta, pero sin que saliera de Pamplona, y al
verle por Urdiain, le denunciaron, pidiéndose su captura; en concreto le vieron
el 6 de septiembre; con testimonios que lo confirmaban se dio orden de captura,
pero desapareció sin dar margen a más papeleo. (AGN Procesos Sentenciados,
Pedro Aguinaga, 2.ª Serie, 1570 n.º 595).
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