Los sucesos de este estilo, muertes naturales o violentas
daban motivo para la colocación de estelas discoidales, cruces de hierro o de
piedra, sirviendo en ocasiones para el origen de topónimos.
En la regata de Alzania y paraje de Ibarrea encontraron el 9
de mayo de 1829 el cadáver de Juan José López de Goicoechea, de 64 años.
El Cirujano hizo el reconocimiento del muerto sin que le
encontrara herida alguna, y en su opinión se arrojó él mismo al agua,
advirtiendo que padecía “una demencia religiosa y arrebatada”, desde luego
tenía “un rosario en el cuello”.
Sobre el caso declara su hijo Martín Miguel López de
Goicoechea, Maestro de Primeras Letras, vecino de Alsasua, de 34 años, que su
padre había salido de casa el día 8 hacia las 9, y pensaron que había ido a la
“meceta” de Iturmendi; pero como no volvía y además vieron que no había estado
en dicho pueblo, de acuerdo con su madre y mujer del fallecido, María Francisca
Larraza de 61 años, dieron aviso a varias personas para que inquirieran acerca
del paradero de Juan José López de Goicoechea.
Aparte del Maestro, tenía una hija de 36 años, María
Francisca López de Goicoechea y Larraza, casada con Juan Miguel Bengoechea de
29 años.
El lugar de su enterramiento fue “en dicha parroquial y
última sepultura de la tercera hilera junto a la pared.”
Las costas ocasionadas corrieron a cuenta de los bienes del
ahogado y ascendieron a 204 tarjas y 2 cornados.
Diligencias hechas:...
No hay comentarios:
Publicar un comentario