“In Dei nomine amén. Sepan quantos esta presente carta de
institución y fundación de Cofradía vieren y oieren que en el lugar de Urdiain
del Valle de Burunda a los diez y siete días del mes de enero de mil
seiscientos noventa y uno ante mí el escribano y testigos infrascritos
parecieron presentes los Arrieros del dicho lugar, que nombradamente son:
Bernardo Ochoa de Errarte, Prior, Juan de Celaya, Martín de Buzueta, Diego
Fernández, Miguel de Mendía maior, Miguel de Buzueta menor, Pedro de
Echeverría, su hijo, Andrés de Mendía, Martín López de Goicoechea y Ziordia,
Miguel de Bazterra, Errero, Lorenzo Fernández, Miguel de Mendía menor, Esteban
de Mendía, Juanes de Goicoechea alias Otabo, Miguel López de Goicoechea y
Ziordia, Diego Ochoa de Zubiría y Urra, Miguel Ochoa de Zubiría y Urra, Esteban
Ochoa de Errarte, Cocinero, Antón López de Goicoechea, Miguel Martínez de
Goicoechea menor, y Juanes Oyaneder:
Todos vezinos del dicho lugar de Urdiain y digeron que el glorioso San
Juan Evangelista cuenta en su Apocalipsi vio alrededor del Cordero Christo
andaba mucha gente y que atentamente miró a cada uno de por sí y que todos
traían en sus manos palmas y en sus cabezas coronas, que son insignias de
Vitoria, que denota que todos los que fueren al cielo an de aver peleado y
salido con Vitoria en el suelo, en la guerra que el enemigo común nos haze y
que uno de los que en esta pelea se an exercitado más tiempo y con más
aprovechamiento propio fue San Antonio Abbad, natural de Egipto, hijo de padres
nobles y virtuosos y el ser abogado de las bestias consta de un milagro que
cuenta el A...lino y Jacobo de Borágine y fue que un arriano capitán de Egipto
llamado Balaquio trató mal a ciertos frailes azotándolos públicamente en su
iglesia; tubo de ello noticia S. Antonio, escrivióle avisando que si no dejaba
de perseguir a los cristianos entendiese que vendría la ira de Dios sobre él;
leyó la carta Balaquio y leyda burló de ella deciendo palabras atrevidas contra
él y trató mal al mensajero, pasaron cinco días que le dio Dios para que se
enmendase y no emendándose, sino siendo peor, un caballo suio bien manso le
derribó de sí y acozeándole y mordiéndole le paró tal que dentro de tres días
murió; y por haver Dios castigado por medio del caballo al hereje atrevido,
cumpliéndose lo que San Antonio avía dicho tan a su honrra, la voz común del
pueblo haze al Santo Abogado de semejantes bestias y los constituientes,
considerando que en el oficio de Arriero, que profesan, an andado y andan con
sus cabalgaduras, reconociendo los fabores tan grandes que tienen recevidos y
al delante esperan recevir por intercesión del glorioso San Antonio Abbad, para
maior servicio de Dios nuestro...SIGUE EN PDF 3 P
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