1799 Cintruénigo y epidemia
Proceso de
la villa contra el fiscal sobre permiso de pago de 2.162 reales de
gratificación a los médicos.
El sábado 3
de agosto de 1799 presenta Cintruénigo este informe:
“S. M.
Antonio Zarraluqui, procurador de la villa de Zintruénigo como mejor proceda
dice que a resultas de la enfermedad epidémica que ocurrió en dicha villa por
la primabera última, falleció entre otros D. Juaquín Ybañez, su médico
conducido, con cuyo motibo después de barias diligencias, que practicaron, pudieron
conseguir les asistiese don Juan Miguel Jil, médico de la ciudad de Cascante,
quien adbirtiendo el aumento, que tomaba dicha enfermedad, fue de parecer se
trajese otro para consultar sobre el particular.
Efectibamente pasó don Francisco
del Pui, residente en la de Tudela, a quien por las visitas que hizo en barios
días, se le gratificó con 30 pesos fuertes, además de todo el gasto, y es
indispensable se le dé igualmente la competente recompensa al nominado don
Manuel Jil, pagándole el gasto que ha echo desde el referido día 21 de abril y
además el rateo de conducta; todo lo qual haviéndolo premeditado la villa y
echo cotejo prudencial descubre ascenderán los gastos extraordinarios de ambos
médicos a la cantidad de 2.162 reales.
Y en ese estado no puede menos de
hacer presente a la comprensión de vue
stro Consejo que la conducta del médico
se satisface por reparto entre todos los vecinos y éstos, a resultas de dicha
enfermedad epidémica y de los fatales años, se hallan en tan deplorable e
infeliz situación que no puede mirarse sin el mayor dolor.
Y como el reparto general se ha
de hacer dentro de pocos días, aumentándoseles además de la regular
contribución los recordados 2.162 reales, se mirarían a la verdad en el mayor
apuro y sin arbitrios ni medios para poder dar cumplimiento a esos desembolsos.
Y en este conflicto no halla la
villa otro arbitrio que el de hacerlo presente a vuestro Consejo, a fin de que
apiadándose de un estado tan miserable se sirba conceder facultad para que se
satisfagan los mencionados dos mil ciento sesenta y dos reales de los propios y
rentas, pues aunque en la actualidad se halla el Depositario ausente a la
compra de lanas, no faltará sujeto que apronte y adelante hasta que se
restituya la espuesta cantidad, en cuya atención:
A V. M. suplico mande estimarlo
así o bien dar en el particular la probidencia que estime más conforme y
arreglada a justicia, que pido. Lizenciado Armendáriz. Zarraluqui”.
Exposición de los hechos que hace
el ayuntamiento: el 21 de abril de 1799 muere por la epidemia, que había
empezado a primeros del mes, el médico Joaquín Ibáñez; temían que la epidemia
se convirtiese en peste y sacaron a S. Roque en procesión:
“En la villa de Cintruénigo y Sala de su Ayuntamiento a treinta de julio
de mil setecientos noventa y nueve, se juntaron y congregaron como lo tienen de
costumbre los señores D. Casimiro Guallardo, D. Nolasco Virto, D. Pedro
Clemente de Ligués, Juan Chivite y Bartholomé Lozano, alcalde y rexidores de
esta villa con asistencia de mi el escribano real infrascrito y estando así
juntos, digeron que mediantes las facultades que se les tienen conferidas por
el Ayuntamiento en su auto de resolución de veinte y quatro de abril último
para que durante la vacante de médico, acaezida por muerte de don Juaquín Ybáñes
el día veinte y uno de dicho abril, proporcionasen por todos medios el que
rejentase en esta villa un médico examinado y haviendo solizitado en la ciudad
de Corella el que viniese don Antonio Sanz, solo se mantubo siete días por
haverle sido preziso pasar a su destino de la villa de San Martín de Uns, por
lo que fue preziso solizitar de la ciudad de Cascante el que permitiese venir a
su médico don Manuel Jil, cuyo favor le dispensó en treinta del mismo abril,
desde cuyo día se halla rejentando a entera satisfacción del pueblo, sin
embargo de la larga enfermedad epidémica, que se experimentó a principios del
zitado abril, de la qual fallezió contajeado el zitado Ybáñes, siendo público
el desvelo y exactitud que a aplicado dicho Jil para el acierto en la curazión
de los enfermos exponiéndose al sacrifizio de contajearse, abandonando su casa,
muger y familia con el deseo de servir a la villa y sus vezinos en situazión
tan crítica, de modo que por los clamores del pueblo y el mucho número de
enfermos que havía, se temió algún ramo de peste, haviendo sido preziso acudir
al auxilio divino por medio del Glorioso San Roque, sacándolo en prozesión y
para mayor satisfacción y consuelo de los enfermos se trajo de apelazión a don
Francisco del Puy, médico de la ciudad de Tudela, y siendo muy justo que en
circunstancias y casos semejantes se compensen y satisfagan estos particulares
favores rezevidos por los zitados tres médicos por el esmero y aplicazión que
se a advertido y principalmente por el menzionado Jil, que a sido el que más
tiempo se a mantenido, mediante a que se a solizitado por dicha Gerónima
Martínez, viuda de don Juaquín Ybañes, el que por quenta de don Blas Martínez,
su ermano y sin nezesidad de más salarios que el de los trescientos cinquenta
ducados señalados al mismo anualmente por vía de conduzión, proporcionará
médico examinado que rejente hasta que aquel disponga su venida desde la villa
de Barcarrota en Estremadura a servir la conduzión... pdf completo
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