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domingo, 9 de septiembre de 2018

1537 1571 Echarren palabras de injuria

1537 1571 Echarren palabras de injuria
            “Johan de Atahondo” contra Francés de Echarren y Miguelico Eguiarreta sobre palabras de injuria.
            En el mes de enero del año 1537 fueron los vecinos de Echarren, en concejo, al “monte llamado Oyan Ederra”, “a talar el dicho monte para roçar”; durante el trabajo tuvo lugar un accidente recibiendo Juan de Atondo un golpe en la cabeza, que le produjo gran efusión de sangre, y decía que no había sido fortuito, por detrás y con hacha, con intención de matarlo; el otro decía que se le había escapado el machete en una discusión, que mantuvo con él.
            Lo cierto era que se habían enredado en una disputa con palabras fuertes y se amenazaron con sus hachas, o con “destral arrojadizo”; mientras trabajaban, relata un testigo, Francés de Echarren le dijo a Juan de Atondo: “Tu hijo es mal criado y si no le castigas, yo lo castigaré y más baldría que tu castigases vuestro hijo que no yo, porque me ha llamado oçarra y a esto respondió el dicho quejante: también primero vos llamasteis villano y hijo de villano; y de aquí desmentieron el uno al otro y otras palabras feas y a esto vio este testigo que vio como le amagó con su destral... (lo arrojó) Miguelico de Eguiarreta”.
            Otra versión dice: “Tu tienes hun hijo tan mal criado que no tiene vergüença para los mayores y sy tu no lo castigas, hombre lo castigará; dicho lo q
ual dicho quejante dijo; por qué, porque éste otro día me llamó a mi oçarra y otras palabras desonestas y a esto le dijo el dicho quejante: también le dijiste tu primero villano, hijo de villano; y de aquí se desmintieron”.
            Francés de Echarren declara que “el otro día vuestros hijos (de Joanes de Atondo) me digieron perro viejo”. Miguelico terminó en las cárceles reales de Pamplona. (AGN Procesos Pendientes, Juan Guelbenzu, 1537 n.º 36)

1571 Juanes de Echarren contra Carlos de Echarren y Juanes de Irañeta, vecinos de Echarren sobre palabras de injuria y vías de hecho.
            El 18 de diciembre de 1571 Joanes de Echarren, hijo de Sancho de Echarren, por la tarde, fue a casa de su padre, y su mujer le empezó a reñir; de ella dice ser “muger soberbia y mal acondicionada”; él se defendía como podía de las palabras, cuando “Carlos, entenado suyo, del dicho Sancho, hijo de la dicha María de Echarren, arremetió de presto como quien estaba de acuerdo para ello con su dicha madre y tomándolo entre madre e hijo con ánimo de matar y maltratarlo lo derribaron en el suelo entre los dos al dicho Sancho de Echarren, sin que se pudiese defender y le dieron muchas coces, golpes y habiendo acudido al ruido y voces que llevaban, el yerno de la dicha María de Echarren, llamado Joanes de Aguinaga, los quiso despartir y habiendo asido del brazo al dicho Sancho de Echarren, para levantarlo, tomó presto el dicho Carlos de Echarren un banquillo que estaba allí cerca y antes de que se levantase le dio por detrás”. Ocultaron lo sucedido. Un pariente del lugar de Alli, les ayudó a escapar.
            Ella era María de Gulina, mujer de Sancho de Bengoa de Echarren, y Carlos de Echarren su hijo.
            Fermín Astiz, dulero de Echarren, estaba delante del suceso; el lío empezó una hora después de anochecido; llegó a casa Sancho de Bengoa, acompañado de Joanes de Irañeta, yerno de María de Gulina, la cual “dijo a dicho Sancho, su marido, que para qué venía a aquella casa ni a ella, y que se fuese a dormir a su casa y que dicho Sancho le respondió quel iría y que sin embargo de esto se sentaron en la cocina los dos Sancho y Juanes de Irañeta y la dicha María de Gulina, todos juntos y que luego la dicha María de Gulina dijo al dicho Sancho que un rocín que el dicho Sancho tenía que se lo había de (dar) pues se lo tenía pagado bien y que también se le estaba alçado con los dineros de ciertos carneros y que el dicho Sancho le respondió que tenía él más gastado en el pleito de los dineros de los carneros más de los que había cobrado y que sobre esto estaba ella reniendo con el dicho Sancho, su marido, que aquel le respondió también que aunque el dicho rocín le tuviese pagado que no se lo daría y que en estas palabras sabe y vio este testigo que Carlos de Echarren, hijo de la dicha María de Gulina, dijo al dicho Sancho que si no fuese por los que allí estaban él sabría qué hacer aquella noche y por el dicho Sancho le respondió que le haría el que por todo lo quel pudiese hacer no le daría el peor pelo que de su capote tenía; y que en esto sabe y vio este testigo que la dicha María de Gulina se levantó y arremetió contra el dicho Sancho, su marido, y le dio una puñada en los pechos y quel dicho Sancho después se levantó y le dio otra puñada a la dicha su mujer”; así es que ambos, marido y mujer, se agarraron “y el dicho Carlos tomó un tizón en las manos y le tiró con él al dicho Sancho y que andando así a los bulcos cayeron en tierra los dichos Sancho y su mujer y que Juanes de Irañeta, yerno de la dicha María de Gulina andaba de por medios a despartirlos y que sabe y vio este testigo que a lo que el dicho Joanes le levantaba del suelo al dicho Sancho, el dicho Carlos de Echarren por detrás del dicho Juanes le dio al dicho Sancho con un banco por la cabeza abaxo y le derribó en suelo y que como le derribó en suelo con el dicho golpe, luego dijo Gracia de Echarren, mujer del dicho Juanes de Irañeta: Ay que le a muerto”.
            Tenía la cabeza abierta y solo decía palabra incoherentes: murió días después: serían encarcelados Carlos de Echarren, Joanes de Irañeta y Juan de Eguiarreta; María de Gulina, escapó esa misma noche, llevándose cuanto pudo.
            Al herido lo subieron a la cama, ocultando lo ocurrido hasta el día siguiente por la tarde, en que puesto en una silla, diciendo que tenía un vómito de sangre lo enviaron a casa de su hijo, Joanes de Echarren, para que acabase de morir. Éste, viendo “que su padre tenía echa pedazos la cabeza”, acudió al alcalde del valle, quien no prendió a María de Gulina, porque “se ausentó del Reyno”.
            Juanes de Echarren era hijo del matrimonio Sancho de Echarren y María Miguel, su primera mujer. Sancho murió en casa de Joanes de Irañeta, a donde lo llevaron por orden de María de Gulina; murió al octavo día del golpe.
El 16 de febrero de 1572 llevaban dos meses presos y Joanes de Irañeta ... PDF

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