Don Juan José Biguria, presbítero, denuncia al cirujano
Fermín Eleta por haberle injuriado.
Don Juan José Biguria era sirviente de beneficio, de 36
años, y estaba en Olazagutia, hacía ya un año, en concreto desde el 24 de junio
de 1761; era natural de Salinas de Oro.
Los otros dos clérigos eran:
Don Francisco Javier de Aguirre, vicario desde hacía 8 años
de Olazagutia, de 33 años, sobrino del escribano José Galbete.
Don Lucas Fernández, presbítero, que lleva de beneficiado 7
años y medio, de 33 años, era al mismo tiempo “Maestro de Niños”, de pueblo.
El médico del Valle de Burunda era Manuel Iriarte, y el
cirujano que ahora actuaba en Olazagutia, Martín José Muruzabal.
El escribano real José Galbete
había nacido en Olazagutia en 1682, y contaba ahora con 80 años, encontrándose
“con varios ajes habituales”. Con el cirujano mantenía una gran enemistad.
Francisco Galarza, era un
escribano real de Bakaikoa, del que dicen “se halla constituido en la
adelantada edad de 75 años, mui sordo y sin aptitud para escribir de propio
puño.” (f. 6)
El 9 de agosto de 1762 acusan al cirujano Fermín Eleta de
haber ido a casa del cura Don Juan José Biguria y de haberle insultado así como
a su ama; por ello apresaron al cirujano y lo enviaron a Pamplona, iniciándose
un proceso por palabras de injuria:
“M. Ilustre
Señor. Los Regidores, vecinos y Concejo de el lugar de Olazagutia, con el más
profundo respecto, no escusan el poner en la suprema consideración de Vs., que
oi, fecha de la presente, a lo que serían entre doce y una de el día, Fermín de
Eleta, cirujano que a sido de este lugar, asta el día cinco de henero de el
presente año, que fue despedido por justos motivos de la conducción de este
dicho lugar, a pasado a la casa de habitación de Don Juan Joseph de Biguria,
presbítero natural de el lugar de Salinas de Oro, y sirviente de beneficio
parroquial de este dicho lugar, persona en que concurren todas las partes y
calidades necesarias de un buen sacerdote, le ha aprobocado tan desvergonzadamente
que a no haver acudido prontamente jente, se hubiera perdido el buen sacerdote,
que bastante paciencia tubo en contenerse, pues le supuso que falsamente éste,
el vicario, el beneficiado y otros de este dicho lugar havían depuesto en el
pleito, que el susodicho litiga contra este dicho lugar, con palabras
ofensivas, y denigrativas al estado sacerdotal y a la ama, que tiene en su
compañía, tratándola de puta, y haviéndosen enterado dichos vezinos y Concejo
de todo lo referido, y de las circunstancias, que en la instancia de el Consejo
están justificadas plenamente, a que se añade que es el susodicho tan
alborotador, que no a todavía quatro días le provocó a Martín Joseph de
Muruzabal, Maestro Cirujano, y le dio motivo a no haver mediado personas de buen
celo para llegar a vías de echo, y con otras personas de la primera estimación
de dicho lugar a tenido sus recios alborotos, que son ynaguantables, como
declararán los testigos, y es tanto ....
Por tanto Fermín Eleta llegó a
Pamplona el día 11 de agosto y obtuvo el mismo día libertad con fianzas, pero
dentro de la ciudad. La Real Corte mandó que un escribano cercano a Olazagutia
y el Alcalde del Valle de Burunda recogieran información sobre lo sucedido;
tarea que empezó el Alcalde Joaquín Galarza con su hermano Francisco Galarza,
ambos de Bakaikoa, pues era el escribano del Juzgado del Valle.
Los Galbete
de Olazagutia y su grupo de adeptos hicieron que se quitara a Francisco
Galarza, por su edad y achaques, de recoger los testimonios y los Tribunales
enviaron otro escribano real de Pamplona.
A petición de Eleta se mandó que los interesados en el
asunto, para que no influyeran o mediatizaran a los testigos, salieran a 4
leguas de Olazagutia. El escribano Galbete no cumplía con el decreto, pidiendo
permiso para quedarse por su avanzada edad y achaques consiguientes a sus 80
años; la mujer de Fermín Eleta, María Antonio de Briones, pidió certificación a
escribano comisario del incumplimiento de José Galbete de abandonar Olazagutia.
Era además uno de los principales opositores al cirujano junto con algunos
vecinos y los tres clérigos sopistas del pueblo.
Fermín
Eleta tenía al mismo tiempo dos pleitos, uno contra Miguel Galbete y otros y el
segundo contra los vecinos del pueblo; presenta una queja ante el obispado por
la postura de los clérigos, que actúan, declaran e inducen a los testigos a
declarar en falso. Don Lucas Fernández, siendo maestro de la escuela de niños,
la tenía prácticamente abandonada; así se había pasado 2 meses en Pamplona con
asuntos del pueblo y a costa del mismo. El obispado mandó un aviso a los
clérigos de que no se mezclasen en los litigios:
...
Viguria, y vio estaban riñendo dichos Viguria y Fermín de
Eleta, y que ablaban hásperamente el uno contra el otro, y la criada de dicho
Viguria le dijo a Eleta fuese con Dios a su casa, y acudieron a los ruidos el
vicario y otras personas y que haviéndosen despedido yendo dicho Eleta para su
casa a una con su muger, le dio alcanze Miguel de Galvete, y se asieron los
dos, y caeron en tierra según expresa el dicho testigo 3, y la 4, que haviendo
oído ruido en la casa de dicho Viguria advirtió ablavan en castellano, que no
sabe la que depone lo que así ablavan, y acudido el vicario y otra mucha
jente los separaron, a cuio tiempo le trató dicho Eleta a la serviciala de
dicho Viguria de puta, combiene en que se asieron después de despedido, o
separádolos caeron al suelo, y esta testigo, y la muger de dicho Eleta los
separaron, y dicho Galvete le tenía agarrado de los cavellos y le quitó el
virrete de la caveza a dicho Eleta.
, dijo dicho Viguria a Eleta fuese con Dios, que
tanto él como sus compañeros estimaban sus almas, que a dicho Eleta le dijo
Viguria hablase en bascuenze, que no avía allí personas que entendían
castellano, y que hablando en idioma castellano no se sabría quien hablaba
vien, y quien mal, no quiso dicho Eleta hablar en otra que la castellana,
en que la maior parte de esto también combienen dichos testigos, que así mismo
le hizo cargo dicho Viguria diciéndole...
No hay comentarios:
Publicar un comentario